18:17 GMT - Monday, 10 March, 2025

China impone aranceles a productos agrícolas de EE. UU.

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Pekín empezó a imponer aranceles el lunes a muchos productos agrícolas procedentes de Estados Unidos, para los que China es el mayor mercado exterior. Es la más reciente escalada de una lucha comercial entre las dos mayores economías del mundo.

El gobierno chino anunció los aranceles la semana pasada, poco después de que el presidente Donald Trump aumentó los aranceles a los productos chinos por segunda vez desde que asumió el cargo en enero. Los aranceles de China incluirán un gravamen del 15 por ciento a productos estadounidenses como el pollo, el trigo y el maíz, así como del 10 por ciento sobre productos como la soya, el cerdo, la res y la fruta.

Pekín dijo que las mercancías que ya se hubieran enviado antes del lunes e importado antes del 12 de abril no estarían sujetas a los nuevos aranceles. Dado que cultivos como la soya, el trigo y el maíz, en particular, suelen viajar vía marítima, esto significa que los funcionarios de aduanas chinos cobrarán en realidad pocos aranceles hasta que lleguen los envíos a China tras salir de Estados Unidos el lunes o más tarde.

Un portavoz de la Asamblea Popular Nacional de China, que celebra actualmente su sesión legislativa anual, dijo la semana pasada que los últimos aranceles de Trump habían “perturbado la seguridad y la estabilidad de las cadenas industriales y de suministro mundiales”.

El gobierno chino también dijo que estaba bloqueando a 15 empresas estadounidenses la compra de productos chinos a menos que les concediera un permiso especial, entre ellas un fabricante de aviones no tripulados que suministra al ejército estadounidense. También dijo que iba a impedir a otras 10 empresas estadounidenses hacer negocios en China.

Trump ha sostenido que son necesarios los aranceles a las importaciones procedentes de China, la mayoría de las cuales son productos manufacturados, esto con el fin de que Estados Unidos pueda reconstruir su sector industrial y también para generarle ingresos fiscales al presupuesto federal. A principios de febrero impuso un arancel del 10 por ciento a casi todas las importaciones procedentes de China, y la semana pasada lo elevó al 20 por ciento. Ha dicho que estas medidas pretendían, en parte, presionar a China para que redujera el flujo del opiáceo fentanilo hacia Estados Unidos.

Trump también impuso aranceles del 25 por ciento a Canadá y México el martes pasado, aunque suspendió abruptamente muchos de esos gravámenes dos días después.

Ha añadido aranceles del 20 por ciento a los productos chinos que Estados Unidos importa anualmente por valor de unos 440.000 millones de dólares. El arancel medio estadounidense sobre los productos chinos afectados asciende ahora al 39 por ciento, frente al 3 por ciento que estaba en vigor cuando Trump inició su primer mandato hace ocho años. Aparte de China, Canadá y México, Estados Unidos aplica aranceles medios de alrededor del 3 por ciento a la mayoría de los países.

A pesar de la reciente escalada en la guerra comercial entre Washington y Pekín, ambas partes han señalado que podrían estar abiertas a transar. La semana pasada, el ministro de Comercio chino dijo a los periodistas que había invitado a su homólogo estadounidense y al representante comercial de EE. UU. a una reunión. Y el mes pasado, Trump dijo que un nuevo acuerdo comercial con China era “posible”.

Los gravámenes del lunes no son la primera vez en las últimas semanas que China responde con la misma moneda a las medidas comerciales de Trump. Después de que el presidente estadounidense impuso aranceles del 10 por ciento a principios de febrero, China dijo que impondría aranceles sobre el gas natural, el carbón y la maquinaria agrícola comprada a Estados Unidos.

Pero en una guerra comercial Estados Unidos tiene más objetivos porque los estadounidenses compran muchos más bienes a China que los chinos a los estadounidenses. Esto permitió a Estados Unidos superar a China con relativa facilidad después de que China impusiera aranceles recíprocos a los productos estadounidenses durante el primer mandato de Trump.

Pero Mao Ning, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, afirmó en la sesión informativa diaria del ministerio celebrada el lunes que nadie debería imponer aranceles adicionales. “Las guerras comerciales y las guerras arancelarias empiezan todas perjudicando a los demás y acaban con perjuicio a uno mismo: Estados Unidos debería aprender la lección y cambiar de rumbo”, dijo.

China se enfrenta ahora a una economía interna más atribulada que durante el primer mandato del presidente Trump. Está lastrada por problemas económicos, como la debilidad de la inversión extranjera y las secuelas de una crisis inmobiliaria.

Aun así, China dispone de otras herramientas para gestionar la actual escaramuza comercial. En el pasado, ha recortado los impuestos a las empresas chinas que exportan mercancías a Estados Unidos, lo que les ha permitido reducir los precios y amortiguar los efectos de un arancel estadounidense.

Las empresas chinas también han trasladado el ensamblaje final de sus productos a países como Vietnam y México, países con los que Estados Unidos ha mantenido relaciones comerciales relativamente libres en las últimas décadas. Pero Trump ha intentado cerrar este resquicio amenazando con imponer aranceles a México.

Y las empresas chinas han tratado de explotar la llamada norma de minimis , que exime de aranceles a los paquetes si su valor es igual o inferior a 800 dólares. Trump ha intentado tomar medidas enérgicas contra esta práctica, pero su ejecución ha resultado complicada, y Trump ha suspendido en gran medida el esfuerzo.

Zixu Wang colaboró con investigación desde Hong Kong.

Noam Scheiber es un reportero del Times que cubre a trabajadores de cuello blanco y se enfoca en la paga, la inteligencia artificial, la movilidad descendente y la discriminación. Ha sido periodista durante más de dos décadas. Más de Noam Scheiber

Keith Bradsher es el jefe de la corresponsalía de Pekín para el Times. Antes fue jefe del buró en Shanghái, Hong Kong y Detroit, y corresponsal en Washington. Ha vivido e informado en China continental durante la pandemia. Más de Keith Bradsher

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