Costa Rica anunció el lunes que esta semana recibiría un vuelo procedente de Estados Unidos con 200 migrantes de Asia Central e India, lo que lo convierte en el segundo país de Centroamérica que acepta deportados de países lejanos que habían cruzado de forma ilegal a Estados Unidos.
La semana pasada, Panamá recibió tres vuelos de deportación estadounidenses, con migrantes procedentes de países de Asia, Medio Oriente y África.
Estos vuelos parecen ser la nueva táctica del gobierno de Donald Trump para tratar a los migrantes no autorizados procedentes de países a los que podría no ser fácil devolverlos, ya que el gobierno pretende aumentar las deportaciones. En lugar de mantener a esos migrantes en centros de detención en la frontera sur, el gobierno está reclutando a otros países dispuestos a aceptarlos, donde no está claro qué ocurrirá finalmente con los deportados.
Durante su viaje por Centroamérica y el Caribe a principios de este mes, el secretario de Estado Marco Rubio recibió garantías de varios gobiernos, entre ellos los de Panamá y Costa Rica, de que se comprometían a colaborar con el gobierno de Trump en cuestiones de migración. Pero se ofrecieron pocos detalles.
En su anuncio del lunes, el gobierno de Costa Rica dijo que el primer grupo de deportados llegaría en un vuelo comercial el miércoles por la tarde.
Costa Rica dijo que su territorio “servirá de puente” para el regreso de los migrantes a sus países de origen, y que el proceso de repatriación sería “completamente financiado por el Gobierno de los Estados Unidos, bajo la supervisión de la Organización Internacional para las Migraciones”, organismo de las Naciones Unidas que, según Costa Rica, se encargaría del cuidado de los migrantes durante su estancia en el país. Panamá ha descrito un proceso similar para los deportados enviados allí por Estados Unidos.
Los representantes de la agencia de la ONU en Costa Rica no respondieron inmediatamente a una solicitud de comentarios.
Tras llegar al aeropuerto principal de San José, la capital, los deportados serán trasladados a un refugio para migrantes en el cantón de Corredores, en el sur del país, dijo Costa Rica.
Las autoridades costarricenses no dijeron cuántos migrantes esperaban que Estados Unidos enviara finalmente, ni cuánto tiempo permanecerían en Costa Rica antes de ser enviados a sus países de origen.
No hace mucho, Costa Rica estaba lidiando con cómo hacer frente a los miles de migrantes que pasaban por allí de camino a la frontera estadounidense. Sus albergues estaban abarrotados de personas que, en muchos casos, habían atravesado el peligroso Tapón del Darién, entre Colombia y Panamá, para llegar a Centroamérica.
En el último año, el número de migrantes que pasan por Costa Rica ha disminuido drásticamente a medida que Estados Unidos, México y Panamá han endurecido sus fronteras y reforzado la aplicación de las leyes de inmigración.
Annie Correal reporta desde Estados Unidos y América Latina para el Times. Más de Annie Correal