20:18 GMT - Wednesday, 12 March, 2025

El email de Elon Musk llegó a Italia. No fue bien recibido

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Hace poco, los empleados italianos de la Base Aérea de Aviano, en el norte de Italia, dejaron de hacer hamburguesas, descargar camiones y reponer existencias en las estanterías para abrir un correo electrónico de sus jefes en el que les exigían que enumeraran cinco logros clave de la semana anterior.

El correo electrónico era una exigencia ya conocida del recortador de costos jefe del presidente Donald Trump, Elon Musk, y llevaba la amenaza de despido si no respondían. Pero en esta ocasión, no fue a parar a empleados públicos de Estados Unidos, sino de Italia, un país donde los derechos de los trabajadores se consideran sacrosantos.

El resultado allanó el terreno para un desconcertante choque de culturas: de un lado el hombre más rico del mundo y su motosierra destructora de empleos, y del otro uno de los defensores que más protege el empleo vitalicio.

“Aquí estamos en Italia”, dijo Roberto Del Savio, representante sindical y empleado de la base. “Existen normas precisas y gracias a Dios que las hay”.

Aviano, base aérea italiana que alberga la 31.ª Ala de Caza de Estados Unidos, emplea a más de 700 civiles italianos que a diario cocinan y limpian y, en general, mantienen la base en funcionamiento.

En total, unos 4000 empleados civiles italianos trabajan en bases que sirven a unos 15.000 soldados estadounidenses en Italia, convirtiendo cada una de ellas en una especie de ciudad estadounidense en miniatura donde el personal militar estadounidense puede encontrar comida y otros artículos familiares de su hogar.

Estos empleos, de acuerdo con las antiguas tradiciones laborales italianas, están totalmente sindicalizados y protegidos por la legislación laboral italiana. Pero al mismo tiempo, los empleados trabajan para el gobierno de Estados Unidos, que paga sus salarios.

Los sindicatos afirman que el correo electrónico fue enviado por un jefe de departamento a decenas de empleados civiles italianos que trabajan en el servicio de intercambio del Ejército y la Fuerza Aérea de la base de Aviano, que suministra bienes y servicios al ejército estadounidense.

Nadie parecía estar seguro de si se trataba de un malentendido puntual o si Musk intentaba hacer valer sus exigencias tanto entre los trabajadores italianos como entre los estadounidenses. Un funcionario del Departamento de Defensa dijo que, aunque esos correos electrónicos iban dirigidos a empleados estadounidenses, los empleados locales “también podían recibirlos”.

La confusión planteó la cuestión de si Musk podría exportar su marca de tecnolibertarianismo desenfrenado a una república “fundada en el trabajo” según el primer artículo de su Constitución, o si su motosierra se engancharía en la notoriamente espesa burocracia italiana.

“El nuestro es un sistema basado en la democracia, las garantías y las protecciones que ofrecen los contratos, que deben respetarse”, dijo en un comunicado Pierpaolo Bombardieri, secretario general del sindicato italiano Uil.

Bombardieri calificó los correos electrónicos de “inaceptables” y el método de “aberrante”. Los sindicatos italianos se dirigieron por escrito al gobierno italiano y a la embajada estadounidense pidiendo explicaciones.

Por ahora, la norma básica parece ser que los civiles italianos deben responder al correo electrónico solo si lo reciben directamente del gobierno estadounidense, no si se los reenvían, como ocurrió en Aviano y al menos en otra base de Italia, en la ciudad de Vicenza. Pero seguía sin estar claro si el Departamento de Defensa iba a dirigirse directamente a los trabajadores italianos.

Algunos empleados alemanes del gobierno estadounidense en Alemania también recibieron el primer correo electrónico de Musk pidiéndoles explicaciones sobre su rendimiento laboral, dijo un alto diplomático en Berlín, quien no quiso ser nombrado al hablar de un aliado. (El correo electrónico de seguimiento de Musk parece haberse enviado solo a empleados estadounidenses en Alemania, dijo el diplomático).

Mientras tanto, algunos empleados italianos habían respondido al correo electrónico, dijo Del Savio. “Uno dice que estaba rebanando pizza, otro dice otra cosa”, dijo. “Pero todos estábamos muy desconcertados”, dijo. “Italia no es el Salvaje Oeste como EE. UU.”.

A pesar de los recientes cambios que intentaban flexibilizar el mercado laboral, la legislación laboral italiana sigue ofreciendo amplias protecciones a los empleados. Especialmente en el sector público, conseguir un trabajo fijo se considera a menudo una garantía de ser un empleado al que es imposible despedir de por vida.

Muchos en Italia valoran este sistema como una columna vertebral del estado de bienestar italiano y de su democracia, mientras que otros lo señalan como un monstruo rígido e ineficaz que impide que se creen puestos de trabajo para los jóvenes.

Las anécdotas de jornadas laborales de media hora y pausas para el café que duran un día entero son una especie de leyenda en Italia. Algunos han dicho que no vendría mal un toque de “tala y quema” al estilo de Musk.

“Italia también necesitaría el hacha de Musk”, escribió en un blog Nicola Porro, periodista italiano y comentarista de derecha, denunciando las “posturas inútiles” de Italia.

Los italianos aprovecharon la yuxtaposición. Un creador de TikTok, Alberico Di Pasquale, hizo un video en el que simulaba mostrar a un empleado italiano con contrato indefinido respondiendo al correo electrónico de Musk. “n.º 1: vengo a trabajar, n.º 2: marco tarjeta, n.º 3: desayuno”, dijo. “n.º 4: torneo con mis compañeros para ver quién va por el café; n.º 5: voy por el café. Los puntos 4 y 5 se repiten 5 veces. n.º 6: voy a pagar mis facturas y hago la compra; n.º 7: marco tarjeta a la salida”.

Pero mientras algunos se divertían con las exigencias de Musk, para los representantes sindicales de la base estadounidense de Aviano, y para otros italianos, se trataba de un asunto serio.

Mientras Trump cuestiona el compromiso de Estados Unidos con la OTAN e insiste en que Europa debe defenderse por sí misma, se extiende el temor a los recortes de gastos en las bases estadounidenses en el extranjero.

En medio de una congelación de 30 días de las tarjetas de crédito federales, el gobierno estadounidense también congeló la semana pasada las tarjetas de crédito que los empleados italianos de Aviano utilizaban para comprar materiales para la base, y después inició un alto en las contrataciones, dijeron los sindicatos.

Los trabajadores sindicalizados dijeron que no sabían lo que vendría después. Pero dijeron que iban a seguir luchando.

“Musk puede hacer lo que quiera en Estados Unidos”, dijo Emilio Fargnoli, representante sindical. “Si están contentos con eso, claro”, añadió. “Aquí no”.

Jim Tankersley y Jeanna Smialek colaboraron con reportería.

Emma Bubola es periodista del Times y está radicada en Roma. Más de Emma Bubola



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