El presidente Joe Biden se postuló a la Casa Blanca con promesas de ser una figura de transición pero, cuando estuvo en la presidencia, empezó a considerarse a sí mismo una figura transformadora. Pero tras cuatro tumultuosos años en el cargo, resulta que en realidad no fue ninguna de las dos cosas.
En cambio, la presidencia de Biden quedará en los libros de historia como un interregno entre dos mandatos de Donald Trump, una pausa en medio de un periodo caótico de cambio, para bien o para mal. Biden quería convertir a Trump en un asterisco en la historia estadounidense, que pronto sería olvidado. Ahora será él quien tendrá que justificar su gestión para la posteridad.
Biden expuso sus argumentos el miércoles por la noche en un discurso de despedida a la nación transmitido en horario de máxima audiencia, antes de dejar el cargo el lunes. Biden tiene una larga lista de logros de los que se enorgullece, como la ampliación de la red de seguridad social, la reactivación de la economía, los grandes esfuerzos para combatir el cambio climático y la revitalización del liderazgo estadounidense en la escena mundial.
“Hace cuatro años, estábamos en un invierno de peligro y en un invierno de posibilidades”, dijo en una carta pública divulgada en la mañana del miércoles, antes del discurso. “Estábamos en las garras de la peor pandemia en un siglo, la peor crisis económica desde la Gran Depresión y el peor ataque a nuestra democracia desde la Guerra Civil. Pero nos unimos como estadounidenses y lo superamos. Salimos fortalecidos, más prósperos y más seguros”.
Sin embargo, su gestión se vio afectada por la inflación, la inmigración ilegal y su propia edad avanzada, por lo que Biden deja el cargo como un impopular presidente de un solo mandato, entregándole el Despacho Oval a un hombre al que considera un fascista y un peligro para la democracia. Espera que la historia le recuerde con más cariño que sus contemporáneos y, como ha ocurrido con otros presidentes, es posible que así sea.
Sin embargo, hasta que los historiadores se pongan manos a la obra, ofrecemos un repaso de los altibajos de la presidencia de Biden:
LA PANDEMIA DE COVID-19
Biden sacó al país del confinamiento, tras una oleada de muertes
Biden heredó un país que se tambaleaba tras un año de pandemia de COVID-19, que para ese momento había causado el fallecimiento de 400.000 personas en Estados Unidos, además de desencadenar el cierre de empresas, escuelas y oficinas gubernamentales, lo que alteró profundamente la vida cotidiana en todo el país.
El nuevo presidente estableció un proceso para lograr que se desarrollara una vacuna en los últimos días del gobierno de Donald Trump que estuviese a disposición de 250 millones de estadounidenses al final de su primer año de mandato.
El país se reabrió y se recuperó económicamente. El altísimo desempleo, que ya estaba bajando cuando Biden asumió el cargo, se redujo de nuevo casi a la mitad. Se recuperaron millones de puestos de trabajo perdidos. Las muertes por la covid cayeron de más de 23.000 a la semana a menos de 400.
Pero el resentimiento público por el uso de las mascarillas, los mandatos de vacunación y el cierre de escuelas, junto con la politización de la respuesta a la pandemia y la proliferación de teorías conspirativas, han complicado el debate sobre la salud pública y han socavado la fe en el sistema.
La retirada de Afganistán
Biden puso fin a la guerra más larga de Estados Unidos, pero la retirada fue una debacle
Quizá el capítulo más oscuro de la presidencia de Biden fue la desastrosa retirada de Afganistán en 2021. Biden ejecutó un acuerdo que Donald Trump había logrado con los talibanes para retirar a todos los soldados estadounidenses de Afganistán, lo que puso fin a la guerra más larga de Estados Unidos cuando habían transcurrido 20 años del 11 de septiembre de 2001.
Pero la ejecución fue caótica porque los talibanes asaltaron la capital, Kabul, y tomaron el control del país. Trece soldados estadounidenses murieron en un atentado suicida en el aeropuerto de la ciudad, y las imágenes de afganos desesperados persiguiendo a los aviones estadounidenses que rodaban por la pista para despegar avergonzaron a Estados Unidos.
El pueblo afgano ha regresado al mismo régimen autoritario brutal que existía antes de la invasión estadounidense, dejando a las mujeres particularmente subyugadas una vez más a una represión implacable. Sin embargo, las fuerzas estadounidenses lograron encontrar a Ayman al Zawahri, líder de Al Qaeda, en Kabul y lo mataron mediante un ataque con aviones no tripulados.
INFRAESTRUCTURA
Biden comenzó a reconstruir las carreteras, puentes y otras instalaciones del país
Biden impulsó un amplio programa de 1 billón de dólares para reconstruir las carreteras, puentes, aeropuertos, sistemas de abastecimiento de agua, banda ancha y otras infraestructuras del país, logrando lo que muchos presidentes habían prometido pero no conseguido, incluido Trump.
El paquete de gastos aprobado por el Congreso en 2021 fue la mayor inversión en obras públicas desde el programa de construcción de carreteras interestatales del presidente Dwight D. Eisenhower. Además, Biden lo hizo con votos republicanos, forjando un acuerdo bipartidista durante uno de los períodos más partidistas.
Pero desarrollar los planes, obtener los permisos y que la maquinaria empiece a mover la tierra toma tiempo, por lo que muchos de los proyectos seguían pendientes al final del mandato de Biden y nunca obtuvo el crédito que creía merecer. Casi al final de su presidencia, Biden se lamentó de no haber hecho más por adjuntar su nombre a los proyectos que había financiado, para que los votantes supieran qué se hacía con su dinero.
Quizá ningún presidente haya impulsado una agenda legislativa más ambiciosa desde la Gran Sociedad de Lyndon B. Johnson.
Como candidato, Biden se posicionó como un moderado interesado principalmente en restablecer la normalidad tras el explosivo mandato de Trump. Como presidente, Biden adoptó la ambición de convertirse en otro Franklin D. Roosevelt.
Además de las ayudas para la pandemia de la covid, y los recursos para las infraestructuras, Biden logró la aprobación de leyes destinadas a frenar el costo de los medicamentos recetados a los ancianos, incluido un tope mensual de 35 dólares para la insulina, al tiempo que ampliaba la asistencia médica a los veteranos expuestos a fosas tóxicas, revitalizaba la industria de los semiconductores, aumentaba los impuestos a las empresas y contrataba a más agentes del Servicio de Impuestos Internos para perseguir a los defraudadores ricos.
Impulsó la legislación a pesar de que los demócratas tenían un margen muy estrecho en la Cámara de Representantes y una división de 50 a 50 en el Senado, que solo fue resuelta por el voto de desempate de la vicepresidenta Kamala Harris. Pero los estrechos márgenes lo obligaron a sacrificar otras prioridades, como la ampliación de las guarderías y la gratuidad de la universidad pública. Sin embargo, la deuda nacional alcanzó máximos históricos.
Cambio climático
Biden reservó tierras, prohibió perforaciones e invirtió en energías limpias
Ningún presidente ha hecho más por combatir el cambio climático que Biden. El primer día de su mandato firmó un documento para empezar a reincorporar a Estados Unidos al acuerdo climático de París, revirtiendo la medida de Trump de retirarse.
Durante los cuatro años siguientes, Biden impulsó iniciativas mediante la acción ejecutiva y la legislación. Logró que el Congreso invirtiera 370.000 millones de dólares en energías limpias, la mayor cantidad de dinero jamás destinada a la lucha contra el cambio climático. También preservó cientos de millones de hectáreas de tierra y agua, más que ninguno de sus predecesores.
Incluso en sus últimos días en el cargo, ordenó detener las nuevas perforaciones de petróleo y gas en aguas costeras y decretó dos monumentos nacionales en California para proteger más de 323.000 hectáreas de tierras sensibles desde el punto de vista medioambiental. Los críticos se quejaron de que Biden estaba ahogando la producción de energía, a pesar de que la producción de petróleo y gas aumentó a niveles récord bajo su mandato.
GUERRA ENTRE RUSIA Y UCRANIA
Biden movilizó a sus aliados para ayudar a Ucrania a rechazar a los invasores rusos
La crisis internacional más fuerte de la presidencia de Biden fue la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia en 2022. Biden desenmascaró a Rusia desclasificando información de inteligencia, y luego canalizó decenas de miles de millones de dólares en armas hacia Ucrania.
Con ayuda estadounidense, los ucranianos triunfaron más allá de las expectativas de cualquiera e impidieron que Rusia se apoderara de su capital o tomara el control del país. Biden revitalizó la OTAN después de que los lazos se vieran afectados con Trump y la amplió para admitir a Suecia y Finlandia. Incluso visitó Kiev desafiando al presidente ruso Vladimir Putin, convirtiéndose en el primer presidente estadounidense que viaja a una zona de guerra fuera del control de Estados Unidos.
Pero la guerra se ha estancado, y Rusia controla el 20 por ciento de Ucrania. Biden fue criticado por ambas partes: los partidarios de Ucrania se quejaron de que era demasiado reacio a enviar las armas más avanzadas por temor a una escalada nuclear, mientras que los aislacionistas se quejaron de que estaba invirtiendo demasiado en una guerra ajena.
INMIGRACIÓn
Durante la presidencia de Biden se registraron niveles récord de inmigración ilegal
Biden quería cambiar la hostilidad de su predecesor hacia la inmigración y revertir algunas de sus políticas más restrictivas. Pero, al hacerlo, los cruces ilegales en la frontera sur se dispararon hasta alcanzar máximos históricos y pusieron bajo presión a estados y ciudades que no pudieron manejar la avalancha de inmigrantes.
Mientras sus oponentes le criticaban por lo que Trump calificaba como “una invasión”, Biden rara vez abordó el tema públicamente. Solo después de que los demócratas se quejaran, incluidos alcaldes de ciudades del norte, se centró más intensamente en el problema y llegó a un acuerdo bipartidista con los republicanos del Senado para imponer límites estrictos.
Pero Trump, admitiendo abiertamente que no quería darle a Biden una victoria política, torpedeó el acuerdo presionando a los republicanos de la Cámara de Representantes para que lo bloquearan. En el último verano de su mandato, Biden utilizó el poder ejecutivo para endurecer las normas fronterizas, y los cruces ilegales cayeron a niveles aún más bajos que cuando Trump dejó el cargo.
INFLAcióN
Las subidas de precios más pronunciadas en 40 años afectaron la presidencia de Biden
Mientras la economía se recuperaba de la pandemia de COVID-19, la inflación aumentó bruscamente bajo el mandato de Biden, conmocionando a los estadounidenses, que no habían experimentado un fenómeno semejante desde principios de la década de 1980.
La inflación alcanzó un máximo del 9,1 por ciento en el verano de 2022, la más alta en cuatro décadas, y acumulativamente los precios subieron alrededor de un 20 por ciento durante el mandato de Biden. El costo de la gasolina, los comestibles y la vivienda golpeó el bolsillo de muchos estadounidenses.
El grado de responsabilidad de Biden fue objeto de debate. Tras la pandemia, muchos países altamente industrializados se vieron afectados por la inflación impulsada por la escasez de suministros y la invasión rusa de Ucrania. Pero incluso algunos demócratas argumentaron que el paquete de ayuda a la pandemia de Biden, de 1,9 billones de dólares, exacerbó la inflación.
A finales del año pasado, gracias en gran parte a las subidas de las tasas de interés de la Reserva Federal, la inflación se había reducido a un relativamente normal 2,9 por ciento. Pero eso solo significaba que el ritmo de aumento había disminuido. Los precios seguían subiendo.
INVESTIGACIONES
Las investigaciones sobre Hunter Biden afectaron al presidente
Los republicanos pasaron gran parte de la presidencia de Biden investigándolo con la esperanza de demostrar que su familia se había beneficiado de su carrera política. Surgieron pruebas que demostraban que Hunter Biden, el hijo del presidente, utilizó su apellido para obtener millones de dólares procedentes de negocios en el extranjero.
Pero los oponentes de Biden no lograron aportar pruebas de que hubiera utilizado indebidamente su poder como vicepresidente o presidente, y la presión conservadora para destituirlo se desvaneció. Asimismo, la investigación de un abogado especial sobre la manipulación de documentos clasificados por parte de Biden no originó cargos penales.
Sin embargo, Hunter Biden fue condenado por mentir en una solicitud federal de armas de fuego sobre su consumo de drogas y se declaró culpable de no pagar impuestos. Su padre, tras prometer que no indultaría a su hijo, acabó haciéndolo de todos modos, lo que suscitó críticas no solo de los republicanos, sino también de sus compañeros demócratas.
GUERRA ISRAEL-GAZA
Biden respaldó a Israel tras el ataque de Hamás, pero la guerra en Gaza le costó apoyo
Biden se esforzó por mantener la calma en Medio Oriente incluso cuando estalló la guerra en múltiples frentes. Apoyó a Israel tras el atentado terrorista de Hamás del 7 de octubre de 2023, y voló allí personalmente para darle un abrazo en la pista al primer ministro Benjamín Netanyahu y, por extensión, al traumatizado pueblo israelí.
Pero mientras Israel libraba una implacable guerra de represalias en Gaza, Biden se sintió frustrado por la incapacidad de Netanyahu de hacer más para evitar bajas civiles y aliviar la crisis humanitaria. En un momento dado, Biden detuvo un envío de armas, aunque siguió mandando muchas otras y ordenó a las fuerzas estadounidenses que defendieran a Israel contra dos ataques con misiles de Irán.
Los críticos de la izquierda acusaron a Biden de instigar el genocidio, mientras que los críticos de la derecha le acusaron de debilitar a Israel. Sin embargo, tras meses de arduas negociaciones, el miércoles, pocos días antes de dejar el cargo, logró un alto al fuego que, de aplicarse, pondría fin a los combates y devolvería a casa a los rehenes que Hamás mantenía retenidos.
PREOCUPACIONES POR LA EDAD
La desastrosa actuación de Biden en el debate puso de manifiesto las preocupaciones por su edad
Desde el momento en que asumió el cargo, Biden fue el presidente de más edad de la historia de Estados Unidos. En vez de ser el “puente” hacia otra generación, como prometió, decidió postularse a la reelección a pesar de que tendría 86 años al final de un segundo mandato.
Pero cada vez mostraba más signos de la edad. Caminaba arrastrando los pies, confundía nombres o palabras y le costaba más proyectar la voz. Aunque sus colaboradores insistían en que tenía sus capacidades intactas y tomaba buenas decisiones, su aspecto físico suscitaba dudas entre los votantes, quienes les decían a los encuestadores que era demasiado viejo para volver a postularse.
Su torpe actuación en el debate de junio con Trump selló su destino. Biden parecía pálido y frágil, a veces le costaba completar una frase, y en otros momentos parecía inexpresivo. Los demócratas entraron en pánico y lo presionaron para que se retirara. Harris le sustituyó en la candidatura, y perdió frente a Trump.
DEMOCRACia
Biden no logró persuadir a los votantes de que Trump amenaza la democracia
Biden enmarcó su presidencia como una “batalla por el alma de Estados Unidos”, pero de ser así, fue una batalla que no ganó.
Al asumir el cargo después de que los partidarios de Trump asaltaran el Capitolio para intentar mantenerlo en el poder, Biden intentó persuadir a los estadounidenses de que estaba en juego el futuro de la democracia y que Trump debía pasar a la historia.
Pero la unidad prometida por Biden nunca se materializó, y el país se dividió aún más. Trump instó a “terminar” con la Constitución para restaurarse en el poder y habló de ser un dictador desde el primer día si ganaba otro mandato. Biden no pudo convencer a suficientes votantes en 2024 de que Trump representaba una amenaza.
Por el contrario, muchos votantes aceptaron el argumento de Trump de que las acusaciones en su contra por intentar anular ilegalmente unas elecciones no eran más que una caza de brujas partidista. Y ahora Trump promete “represalias“ contra sus adversarios.
Peter Baker es el corresponsal principal de la Casa Blanca para el Times. Ha cubierto las gestiones de los últimos cinco presidentes y a veces escribe artículos analíticos que ponen a los presidentes y sus gobiernos en un contexto y marco histórico más grande. Más de Peter Baker