16:24 GMT - Thursday, 20 March, 2025

En la llamada con Trump, Putin cede poco respecto a Ucrania

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Cuando el Kremlin divulgó su resumen de la llamada del martes del presidente Vladimir Putin con el presidente Donald Trump, había algo inequívoco: el líder ruso no había reculado en sus objetivos ambiciosos en Ucrania y, hasta ahora, ha cedido poco.

Gran parte de lo que Putin acordó en la llamada —entre lo que está una interrupción limitada de 30 días de los ataques a las infraestructuras energéticas por ambas partes, un intercambio de prisioneros y conversaciones sobre la seguridad en el mar Negro— se presentó como una concesión a Trump en los respectivos resúmenes de la conversación publicados por Moscú y Washington.

Pero todos eran objetivos que el Kremlin ha buscado y considerado ventajosos en el pasado. Rusia y Ucrania llegaron anteriormente a un acuerdo tácito para abstenerse de realizar ataques a las centrales energéticas, que han causado problemas tanto a Moscú como a Kiev. Rusia lleva mucho tiempo realizando intercambios de prisioneros con Ucrania, al considerar la repatriación de sus soldados un interés clave del Kremlin. Y el comercio ininterrumpido en el mar Negro es fundamental para la economía rusa.

La falta de concesiones claras de Rusia avivó los temores de los partidarios de Ucrania de que Putin estuviera jugando con el tiempo, al aferrarse a sus exigencias ineludibles mientras espera, entre tanto, que la deteriorada relación de Washington con Kiev se rompa completamente o que las fuerzas ucranianas se derrumben en el campo de batalla.

Las exigencias de Putin en Ucrania parecían intactas. Durante la llamada, según el Kremlin, Putin reiteró las demandas de un alto al fuego general de 30 días, que, se sabe, no son aceptables para Ucrania. Según el Kremlin, Putin afirmó que los ucranianos habían saboteado y violado acuerdos en el pasado, y acusó a Ucrania de cometer “crímenes terroristas brutales” en la región rusa de Kursk.

El miércoles, el Kremlin ya acusaba a Kiev de violar el alto al fuego limitado en instalaciones energéticas, a pesar de que el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, aún no había sido informado por Washington de la llamada ni había aceptado formalmente al acuerdo. Más tarde, Zelenski acordó en una llamada telefónica con Trump aceptar la oferta de Rusia de una pausa mutua en los ataques contra objetivos energéticos como paso hacia un alto al fuego más completo, según el dirigente ucraniano y funcionarios del gobierno de Trump.

Durante la llamada del martes, el Kremlin divulgó, Putin también identificó su “condición clave” para resolver el conflicto de forma más general: el cese completo del apoyo militar y de inteligencia exterior a Kiev. Esa condición, según los analistas, convertiría a Ucrania, un país mucho más pequeño que Rusia, en rehén permanente de la abrumadora superioridad militar de Moscú y en un país varado para siempre en la órbita del Kremlin, sin contrapesos.

Trump, en una entrevista con Fox News, negó que Putin planteara el cese de la ayuda militar y de inteligencia a Ucrania como condición para resolver el conflicto.

“No hablamos de ayuda, en realidad, no hablamos de ayuda en absoluto”, dijo Trump a la entrevistadora, Laura Ingraham, contradiciendo el sumario que hizo el Kremlin de la llamada.

Es posible que el Kremlin espere que, en el transcurso de las negociaciones, un Washington ya impaciente se aleje definitivamente de Ucrania, liberando a Putin para que continúe su guerra, al tiempo que restablece por separado las relaciones con Estados Unidos. Rusia también puede estar contando con la posibilidad de que Kiev, ante un panorama cada vez más complicado en el campo de batalla y la pérdida de su mayor apoyo, acabe aceptando una erosión de su soberanía que beneficie al Kremlin.

“El mejor resultado para Putin es uno en el que logre sus objetivos en Ucrania y pueda normalizar las relaciones con Estados Unidos”, dijo Andrea Kendall-Taylor, exfuncionaria de los servicios de inteligencia estadounidenses que ahora es analista en el Center for a New American Security, un centro de pensamiento en Washington. “Así que Putin quiere dar largas a Trump y darle solo lo necesario para ver si puede lograrlo”.

Kendall-Taylor añadió que Putin sentirá que tiene poco que perder, pues cree que Trump, quien no ha ocultado su mala opinión de Ucrania y de los aliados europeos de Washington, “no estará dispuesto a aumentar realmente la presión sobre Rusia ni a volver a comprometerse con Europa”.

“Hay muchos incentivos para que los rusos participen, sigan el juego y busquen todas las oportunidades de utilizar esta coyuntura en su máximo beneficio”, dijo Kendall-Taylor.

Putin también tiene ventajas significativas en el campo de batalla. Sus fuerzas están recuperando territorio. El mayor y más importante partidario de Ucrania, Estados Unidos, está abiertamente ansioso por abandonar Kiev, así como Europa en general. Europa, que de pronto se ha dado cuenta del peligro que corre sin el apoyo estadounidense, ha quedado sorprendida y ahora se esfuerza por encontrar la manera de asegurar su propia defensa, por no hablar de la de Ucrania.

“En el modo de funcionar de la diplomacia rusa, las negociaciones suelen ser solo herramientas para ganar tiempo y privar al adversario de su equilibrio”, dijo Andras Racz, investigador sénior del Consejo Alemán de Relaciones Exteriores.

Racz dijo que el deseo declarado de Washington de llegar a una resolución rápida del conflicto le da una cierta ventaja a Moscú, que “no tiene prisa”.

Sostuvo la posibilidad de que el gobierno de Trump, ante la negativa de Putin a ceder terreno en Ucrania, pudiera empezar a presionar a Rusia. Trump ya ha hecho amenazas de este tipo en el pasado.

La Casa Blanca también podría ofrecer más a Putin.

Tras la desintegración de la Unión Soviética, el poder de Washington en Europa creció significativamente, y muchos de los países que antes respondían a Moscú se unieron a la OTAN y, en última instancia, a Occidente. Putin nunca ha aceptado ese resultado, por lo que está ansioso por tener conversaciones más extensas sobre la seguridad europea con el gobierno de Trump. Parece que su esperanza es que Washington no solo acepte un acuerdo que sitúe a Ucrania en la órbita de Rusia, sino que también conceda una reducción más general de la influencia estadounidense en el continente. La capacidad de Washington para conceder esos deseos más ambiciosos da a la Casa Blanca cierta medida de influencia, aunque anteriores gestiones los descartaran como imposibles.

“Trump tiene pocas opciones para contrarrestar un rechazo ruso o un cumplimiento simulado prolongado”, escribió Alexander Baunov, autor y analista político ruso. “El método más eficaz será la recompensa más que el castigo: la tentación de un gran acuerdo”.

Rusia, aunque ha cedido poco respecto a Ucrania, ha empezado a intentar atraer a Washington con los beneficios de un acercamiento. Funcionarios rusos han estado pregonando sus vastas reservas de metales de tierras raras y asegurado que estarían encantados de explotarlas con empresas estadounidenses y planteado posibles acuerdos para inversores estadounidenses en el sector energético ruso.

Putin y Trump dedicaron parte de la conversación del martes a hablar de lo que el Kremlin denominó “una gran gama de ámbitos en los que nuestros países podrían establecer una interacción”, incluidas ideas sobre cooperación en el sector energético. El dirigente ruso, según el Kremlin, consiguió que Trump aceptara celebrar torneos de hockey en los que se enfrentaran jugadores profesionales rusos y estadounidenses.

Alexander Gabuev, director del Centro Carnegie Rusia Eurasia, dijo que el Kremlin esperaría conseguir que Estados Unidos restableciera los lazos sin supeditar la renovación de las relaciones a terminar los enfrentamientos en Ucrania. Por eso, añadió, el Kremlin está adelantando la discusión con todos los beneficios potenciales para Estados Unidos de una relación renovada con Rusia.

“La impresión es que tienen una lectura muy muy muy buena de Trump”, dijo Gabuev sobre el Kremlin. “Saben dónde están los puntos débiles, saben cómo masajear su ego. Para mí, el equipo ruso está ganando en este momento”.

Paul Sonne es corresponsal internacional enfocado en Rusia y en las diversas repercusiones de la política interior y exterior del presidente Vladimir Putin, con especial atención a la guerra contra Ucrania. Más de Paul Sonne

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