21:44 GMT - Monday, 03 February, 2025

En Panamá, Marco Rubio habla del canal y la influencia china

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El domingo, el secretario de Estado Marco Rubio pareció intensificar el enfrentamiento del gobierno de Trump con Panamá al decir a su líder que el presidente Trump había determinado que “la influencia y el control” chinos sobre el canal de Panamá amenazan la vía navegable y exigir “cambios inmediatos”, de acuerdo con el Departamento de Estado.

El presidente de Panamá, José Raúl Mulino, ofreció una versión distinta de la conversación, pues afirmó tras la reunión que no creía que Rubio hubiera transmitido una amenaza de que Trump pudiera reclamar la ruta marítima construida por Estados Unidos. Dijo que veía poco riesgo de que se produjera tal intervención.

Pero el presidente Trump, en declaraciones a los periodistas en la Base Conjunta Andrews de Maryland sobre el canal el domingo, dijo que “vamos a recuperarlo, o va a ocurrir algo muy fuerte”.

El resumen del Departamento de Estado sobre la reunión en Ciudad de Panamá, la primera de Rubio con un dirigente extranjero desde que es secretario de Estado, tenía un tono en ocasiones agresivo. Decía que Rubio había dicho a su anfitrión que Trump había hecho una “determinación preliminar” de que el gobierno de China ejercía control sobre el canal.

“El secretario Rubio expresó claramente que este statu quo es inaceptable y que, si no se implementan cambios inmediatos, Estados Unidos deberá tomar las medidas que sean necesarias para proteger sus derechos en virtud del Tratado”, dijo en el resumen la portavoz del Departamento de Estado, Tammy Bruce. La declaración se refería a la afirmación de Trump de que la conexión china con el canal viola un tratado destinado a garantizar su neutralidad.

Bruce no especificó cuáles podrían ser esas medidas. Al preguntársele el mes pasado si descartaría apoyar con fuerza militar sus amenazas de reclamar el canal, que Estados Unidos controló durante casi un siglo, Trump dijo que no lo haría.

Sin embargo, en declaraciones a los periodistas tras reunirse con Rubio, Mulino restó importancia en repetidas ocasiones al riesgo de que Trump pudiera apoderarse del canal, por la fuerza o de otro modo. “No cabe duda que el canal es operado por nuestro país y así seguirá siendo” , dijo. “Yo no creo que haya habido discrepancia en eso”, dijo.

“No siento que haya ninguna amenaza”, dijo Mulino.

Trump ha afirmado falsamente que China “opera” el canal, que fue construido por Estados Unidos a principios de la década de 1900 y fue operado por estadounidenses durante la mayor parte del siglo XX. Los acuerdos alcanzados bajo el gobierno del presidente Jimmy Carter lo traspasaron en 1999 a Panamá, que emprendió una enorme ampliación del canal para que pudiera recibir barcos más grandes.

Trump y Rubio se han enfocado en el hecho de que una empresa con sede en Hong Kong, CK Hutchison Holdings, opera puertos marítimos en ambos extremos de la vía navegable. Afirman que eso supone una amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos, sugiriendo que el gobierno chino podría ordenar a la empresa que obstruyera la navegación. Muchos expertos se muestran escépticos ante esta afirmación.

Mulino dijo tras las conversaciones del domingo que su gobierno decidiría qué medidas tomar tras recibir los resultados de una auditoría de CK Hutchison que había encargado recientemente. “Tenemos que esperar a que ese audito termine para sacar nuestras propias conclusiones legales y actuar en concordancia”, dijo Mulino que le había dicho a Rubio. Sugirió que se trataba de un área en la que podría haber actualizaciones.

Trump no es el primer presidente estadounidense que se preocupa por la injerencia hostil en el canal. Durante la Segunda Guerra Mundial, el gobierno de Roosevelt actuó para defender la vía fluvial de los planes de sabotaje nazis. Durante la Guerra Fría, los presidentes se preocuparon por lo que un cable diplomático estadounidense de 1951 llamaba “designios comunistas sobre el canal”.

Más tarde, el domingo, Rubio viajó al canal y recorrió las esclusas de Miraflores, cerca del centro de Ciudad de Panamá, por donde se desplazan los barcos a lo largo del canal de 82 kilómetros que une el océano Pacífico con el mar Caribe. Ahí se reunió con el administrador del canal y recorrió una sala de control elevada, mientras se acercaba lentamente un enorme barco petrolero con un casco naranja brillante y letras coreanas.

Rubio está recorriendo cinco países latinoamericanos en su primer viaje al extranjero como principal diplomático de Trump. Tiene previsto viajar el lunes a El Salvador y después a Costa Rica, Guatemala y la República Dominicana.

Durante unas declaraciones a los empleados de la embajada estadounidense en Ciudad de Panamá, Rubio, hijo de emigrantes cubanos, bromeó diciendo que había dicho a sus ayudantes que quería que su primera visita fuera “a un lugar donde hablen español, porque soy bilingüe”, para después demostrar su fluidez en el idioma.

Rubio reconoció la complicada historia de Estados Unidos con Panamá, un antiguo territorio colombiano que se fundó después de que el gobierno del presidente Theodore Roosevelt, con la vista puesta en el potencial de un atajo entre las costas atlántica y pacífica de Estados Unidos, apoyara a los separatistas disidentes que declararon la independencia en 1903.

Rubio señaló que el país “nació en muchos sentidos aquí como resultado de los intereses de Estados Unidos”, y dijo que la relación había tenido sus “altibajos”. Los altibajos incluyen la invasión estadounidense de 1989 para detener al gobernante de facto del país, el general Manuel Noriega, acusado de narcotráfico y crimen organizado.

Antes de la visita del secretario de Estado, las banderas panameñas cubrieron las calles de Ciudad de Panamá y de la antigua Zona del Canal, donde estuvieron prohibidas durante la época del control estadounidense.

En un tono más cálido que en los severos pasajes sobre el canal, el resumen de Bruce dijo que Rubio “agradeció al presidente Mulino por su apoyo a un programa conjunto de repatriación” que había reducido la emigración a través del Tapón del Darién, la peligrosa ruta entre Colombia y Panamá que se ha convertido en puerta de entrada para cientos de miles de migrantes cada año.

Mulino dijo que los dos hombres habían hablado de ampliar un acuerdo alcanzado en julio con el gobierno de Biden para reforzar la seguridad en la brecha, y que había ofrecido a Rubio el uso de una pista de aterrizaje para aviones de repatriación de migrantes.

Mulino indicó que Estados Unidos podría utilizar la pista aérea, en la provincia de Darién, para aterrizar aviones con migrantes deportados de Estados Unidos, que luego serían llevados a países como Colombia, Venezuela y Ecuador. Dijo que pensaba que Panamá podría servir como punto de transferencia, subrayando que Estados Unidos pagaría por el proceso.

Mulino también dijo el domingo que Panamá, que en 2017 se convirtió en el primer país de la región en adherirse a la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China, un programa de infraestructuras de gran alcance, no renovaría el acuerdo. Dijo que esperaba que la retirada impulsara a Estados Unidos a desempeñar un papel más activo en proyectos en Panamá.

En los últimos años, dijo Mulino, Estados Unidos había dejado “mucho espacio vacío” para que otros lo llenaran. Tras anunciar la salida del programa chino, Mulino dijo: “Creo que esta visita abre un camino para construir una nueva etapa de las relaciones”.

Mary Triny Zea colaboró con reportería desde Ciudad de Panamá.

Michael Crowley cubre el Departamento de Estado de EE. UU. y política exterior para el Times. Ha reportado desde una treintena de países y con frecuencia viaja con el secretario de Estado. Más de Michael Crowley

Annie Correal reporta desde Estados Unidos y América Latina para el Times. Más de Annie Correal

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