Funcionarios estadounidenses y rusos de alto rango acordaron el martes establecer equipos para trabajar en el fin de la guerra en Ucrania y encontrar un camino hacia la normalización de las relaciones. Se trata de las negociaciones más extensas entre ambos países en más de tres años.
Tras más de cuatro horas de conversaciones, el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, dijo que ambas partes habían acordado trabajar en un acuerdo de paz para Ucrania, así como explorar “las increíbles oportunidades que existen para asociarse con los rusos”, tanto geopolítica como económicamente.
Yuri Ushakov, funcionario de alto rango del Kremlin, dijo que ambas partes habían mantenido “una conversación muy seria sobre todos los asuntos que queríamos tocar”, incluidos los preparativos para una cumbre entre el presidente Trump y el presidente Vladimir Putin.
La reunión fue el más reciente giro contundente del gobierno de Trump en su abandono de los esfuerzos occidentales por aislar a Rusia. Desde la invasión de Ucrania a manos de Putin, Estados Unidos y sus aliados occidentales habían tomado medidas enérgicas para castigar a Rusia por causar la guerra más destructiva de Europa en generaciones.
Las conversaciones, por otro lado, mostraron que Trump estaba deseoso de trabajar con Rusia para poner fin a la guerra —un enfoque que muy probablemente cumpliría muchas de las exigencias de Putin— y que estaba dispuesto a dejar de lado las preocupaciones de los aliados estadounidenses en Europa.
Los comentarios sugirieron que en Europa y Ucrania solo puede aumentar el temor a que Estados Unidos y Rusia intenten alcanzar su propio acuerdo de paz, dejando de lado a Kiev y a los aliados estadounidenses. Y Rusia parece haber aprovechado las conversaciones del martes para atender el interés de Trump por las ganancias y los recursos naturales, argumentando que las empresas petroleras estadounidenses y otras podrían ganar cientos de miles de millones de dólares si volvieran a hacer negocios en Rusia.
La reunión se produjo menos de una semana después de la larga llamada telefónica de Trump con Putin y tuvo lugar en un palacio de Riad, la capital de Arabia Saudita, cuyo príncipe heredero, Mohammed bin Salman, ha estado tratando de elevar el papel de su país en la escena mundial.
Michael Waltz, asesor de seguridad nacional de Trump, y Steve Witkoff, enviado para Medio Oriente y amigo cercano de Trump, acompañaron a Rubio en la reunión.
La delegación rusa incluía a Serguéi V. Lavrov, ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Ushakov, asesor de política exterior de Putin, y Kirill Dimitriev, director del fondo soberano de Rusia.
“No solo nos escuchamos los unos a los otros, sino que nos entendimos”, dijo Lavrov después. “Tengo razones para creer que la parte estadounidense empezó a comprender mejor nuestras posiciones”.
Dimitriev, quien colaboró con Witkoff para negociar la liberación la semana pasada de un maestro estadounidense encarcelado en Rusia, dijo que intentaría reanudar la cooperación económica con Estados Unidos para “reconstruir la comunicación, reconstruir la confianza, reconstruir el éxito”.
“Las grandes petroleras estadounidenses han tenido un gran éxito comercial en Rusia”, dijo Dimitriev en una breve entrevista el martes antes de que comenzaran las conversaciones, ofreciendo un ejemplo de cómo los países podrían reconstruir sus vínculos comerciales. “Creemos que en algún momento volverán, pues ¿por qué iban a renunciar a estas oportunidades que Rusia les brindó para tener acceso a los recursos naturales rusos?”.
Las principales compañías petroleras occidentales, incluida Exxon Mobil, se unieron a muchas otras empresas cuando se retiraron de Rusia hace tres años, en medio de la indignación provocada por la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Putin.
Los vínculos energéticos y económicos fueron algunos de los temas de la llamada entre Putin y Trump la semana pasada, según Trump y el Kremlin. Tras la reunión del martes, Rubio describió un plan de tres pasos sobre lo que Estados Unidos y Rusia planeaban hacer a continuación.
En primer lugar, dijo, ambos países negociarían la manera de eliminar las restricciones impuestas a las embajadas del otro país en Moscú y Washington, que operan con un personal mínimo tras años de expulsiones de represalia.
Además, dijo, Estados Unidos dialogaría con Rusia sobre los “parámetros de qué final” tendría la guerra de Ucrania.
“Habrá compromiso y consultas con Ucrania, con nuestros socios en Europa y con otros”, dijo Rubio a los periodistas. “Pero, en última instancia, la parte rusa será indispensable en este esfuerzo”.
Y por último, dijo, Rusia y Estados Unidos explorarán nuevas asociaciones, tanto geopolíticas como empresariales. Las describió como “las extraordinarias oportunidades que existen si este conflicto llega a un final aceptable”.
Los comentaristas rusos han expresado la esperanza de que las conversaciones con el gobierno de Trump y un acuerdo de paz en Ucrania puedan allanar el camino para que Estados Unidos levante las severas sanciones impuestas por el gobierno de Biden contra Moscú.
Dimitriev dijo que presentaría a la delegación estadounidense una estimación que demuestra que las empresas estadounidenses perdieron 300.000 millones de dólares al abandonar Rusia.
“Tenemos que poner todos los hechos sobre la mesa y luego mantener un debate basado en hechos, y no solo en dogmas ideológicos”, dijo Dimitriev. “Hemos visto que el presidente Trump está enfocado en tener éxito”.
Las conversaciones del martes fueron la primera vez, tras la invasión de Putin a principios de 2022, que se sabe que delegaciones amplias de funcionarios estadounidenses y rusos de alto rango se han reunido en persona.
Sin embargo, en Europa y Ucrania la noticia de las conversaciones previstas del martes había sido recibida con confusión y preocupación. Aunque Rubio calificó las conversaciones de preliminares, en Europa se criticó de forma generalizada que el acercamiento de Trump a Rusia no se hubiera coordinado con los aliados de Estados Unidos. Y los funcionarios ucranianos insistieron en que rechazarían cualquier acuerdo sobre su país que se negociara sin su participación.
“No podemos reconocer ningún acuerdo que se haga sobre nosotros sin nuestra participación”, dijo el lunes el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski.
Zelenski también ha estado esta semana en la región del golfo pérsico, donde varios países han intentado utilizar sus relaciones con Moscú, Kiev y Occidente para desempeñar el papel de mediadores en la guerra de Ucrania. El lunes, Zelenski estuvo en los Emiratos Árabes Unidos para hablar sobre el intercambio de prisioneros y la devolución de niños ucranianos desde Rusia.
El martes, Zelenski tenía previsto reunirse con el presidente turco Recep Tayyip Erdogan en la capital turca, Ankara.
Funcionarios ucranianos también han dicho que Zelenski estará en Arabia Saudita esta semana, pero que Ucrania no fue invitada a las conversaciones entre Estados Unidos y Rusia. Ushakov, asesor de política exterior del Kremlin, dijo que no había planes para una reunión trilateral con los ucranianos.
“Hemos venido aquí para mantener negociaciones con colegas estadounidenses”, dijo.
Para el gobernante de facto de Arabia Saudita, el príncipe heredero Mohammed, la celebración de las conversaciones ha supuesto una gran oportunidad para consolidar su posición de líder mundial con una influencia que se extiende más allá de Medio Oriente.
Los saudíes, en una declaración del Ministerio de Asuntos Exteriores, dijeron que recibían a rusos y estadounidenses “como parte de los esfuerzos del reino por mejorar la seguridad y la paz en el mundo”.
Al igual que otros países de Medio Oriente, Arabia Saudita ha evitado tomar partido en la guerra de Ucrania.
Ha enviado ayuda humanitaria a Ucrania mientras cultivaba lazos estrechos con Rusia. Cuando el pasado junio se celebró en Suiza una conferencia de paz sobre Ucrania que excluía a Rusia, Arabia Saudita y su país vecino Emiratos Árabes Unidos se negaron a firmar la declaración conjunta final.
El martes, dos funcionarios saudíes de alto rango —el príncipe Faisal bin Farhan, ministro de Asuntos Exteriores, y Musaed al Aiban, asesor de Seguridad Nacional— se sentaron a la mesa con los funcionarios estadounidenses y rusos al inicio de su reunión.
Andrew E. Kramer colaboró con reportería desde Kiev, Ucrania.
Anton Troianovski es el jefe del buró en Moscú del Times. Escribe sobre Rusia, Europa del Este, el Cáucaso y Asia Central. Más de Anton Troianovski
Ismaeel Naar es reportero internacional del Times y cubre los países del Golfo. Reside en Dubái, Emiratos Árabes Unidos. Más de Ismaeel Naar