El presidente Donald Trump apenas fue mencionado en una reunión entre el presidente ucraniano Volodímir Zelenski y 13 líderes de Occidente que el lunes visitaron Kiev para conmemorar el tercer aniversario de la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia.
Sin embargo, estaba en todas partes. En los sutiles reproches que le lanzaron. En la manera en que los líderes europeos hablaron de más ayuda a Ucrania. En su insistencia en la importancia de la soberanía ucraniana, incluso cuando los funcionarios de Trump han hablado de reducir el apoyo estadounidense a Kiev y el número de soldados en Europa.
En el sombrío aniversario de la invasión, los líderes europeos y otros aliados occidentales acudieron a Kiev para demostrar su apoyo decidido y prometer más dinero y ayuda militar a Ucrania. Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, brazo ejecutivo de la Unión Europea (UE), dijo que reforzar las defensas y la infraestructura energética de Ucrania era de vital importancia, y que también era esencial no retroceder ahora.
“Los autócratas de todo el mundo están observando de manera muy atenta”, dijo.
La muestra de solidaridad del lunes en Ucrania se produce en un momento crucial para Europa. Durante tres años, Estados Unidos ha sido uno de los principales partidarios de la resistencia de Ucrania contra la invasión rusa, diplomática, financiera y militarmente, uniendo a los aliados con el papel de liderazgo que ha desempeñado desde la Segunda Guerra Mundial.
Pero Trump está a punto de cambiar las cosas, o al menos amenaza con hacerlo.
La semana pasada sorprendió a los funcionarios europeos cuando pareció culpar a los dirigentes ucranianos de la invasión rusa. Dijo que Zelenski era un “dictador sin elecciones”. Y se ha acercado a Vladimir Putin, presidente de Rusia, iniciando conversaciones sobre el fin de la guerra que hasta ahora no han involucrado a Ucrania.
El lunes, Trump afirmó que los combates podrían terminar “en cuestión de semanas” y sugirió que podría visitar Moscú esta misma primavera. Reiteró su exigencia de que Ucrania ceda miles de millones de dólares en derechos mineros. En declaraciones a los periodistas junto al presidente de Francia, Emmanuel Macron, Trump se negó a calificar a Putin de dictador, la etiqueta que utilizó la semana pasada para Zelenski.
Estados Unidos también indignó a sus aliados europeos al votar en contra de una resolución de la Asamblea General de la ONU que condenaba la agresión de Rusia y pedía la retirada de las tropas invasoras rusas de Ucrania. La resolución estadounidense simplemente pedía el fin de la guerra.
Ante la preocupación de que Trump pueda recortar drásticamente la ayuda estadounidense a Ucrania, Zelenski ha estado trabajando para apuntalar el apoyo europeo. Y los dirigentes europeos se han apresurado a idear un plan para ayudar a compensar cualquier cambio en el compromiso estadounidense.
Mientras los líderes visitantes se reunían en Kiev el lunes, los ministros europeos de Asuntos Exteriores se reunían en Bruselas y debatían cuánta ayuda enviaran a Ucrania en su próximo paquete de apoyo. Esas discusiones podrían originar un paquete de más de 20.000 millones de euros, según dos personas familiarizadas con las deliberaciones, que hablaron con la condición de mantener su anonimato para poder discutir asuntos internos. Kaja Kallas, el principal diplomático de la UE, dijo durante una conferencia de prensa el lunes por la tarde que los detalles se “decidirían y discutirían” el 6 de marzo, en una reunión especial de los líderes europeos.
Los ministros también aprobaron un nuevo paquete de sanciones contra Rusia en materia de energía, comercio, transporte, infraestructuras y servicios financieros. Esto podría disgustar a la Casa Blanca en un momento en el que Trump cambia de rumbo con respecto a Rusia en busca de un rápido desenlace del conflicto.
“Siento una urgencia diferente, sobre todo después de lo que todos vivimos en Múnich hace un par de semanas”, dijo el lunes Lars Lokke Rasmussen, ministro de Asuntos Exteriores de Dinamarca, al margen de la reunión de Bruselas, refiriéndose a los comentarios del vicepresidente JD Vance en los que criticaba a Europa en una reciente conferencia sobre seguridad. “No solo se trata de Ucrania. Se trata básicamente del orden mundial actual”.
Estados Unidos ha gastado unos 119.000 millones de dólares en la guerra de Ucrania, de los que 67.000 millones se han destinado a gastos militares, según un rastreador del Instituto Kiel para la Economía Mundial. Europa ha dedicado 65.000 millones de dólares a ayuda militar —un poco menos—, aunque ha gastado 21.000 millones más que Estados Unidos en ayuda humanitaria y financiera.
Si Estados Unidos retirara su apoyo a Europa y a la OTAN a lo grande, eso sería costoso y difícil de sustituir, tanto en personal militar como en sofisticados equipos militares. Incluso si Europa pidiera ese material ahora, tardaría hasta una década en recibirlo.
Pero las propias capacidades de Europa estaban en primer plano el lunes, porque por mucho que los líderes europeos estén preocupados por Ucrania, también lo están por su propia seguridad, que está fuertemente entrelazada.
Trump ha declarado que el resultado de la guerra le importa mucho más a Europa que a Estados Unidos, que está separado del resultado por lo que él llamó un “océano grande y hermoso”.
Aún no está claro si Estados Unidos recortará el gasto militar en Europa. Pero a los líderes europeos les preocupa cada vez más que Estados Unidos pueda retirar miles de soldados, como sugirió recientemente el Secretario de Defensa Pete Hegseth. Eso podría dejar a Europa —especialmente a los miembros más pequeños de la alianza de la OTAN— vulnerable ante las agresiones de Rusia.
En los últimos años, los europeos han aumentado su gasto en defensa. Pero siguen lejos —tanto en gasto como en capacidad militar— de un nivel que les permitiría arreglárselas sin Estados Unidos.
Los dirigentes europeos han insistido en su voluntad de satisfacer las exigencias de Trump de que el continente asuma más responsabilidad por su propia seguridad.
Friedrich Merz, quien se espera que se convierta en el próximo canciller de Alemania, dijo tras su victoria en las elecciones parlamentarias del domingo que sería una “prioridad absoluta reforzar Europa lo antes posible”.
Sin embargo, por ahora los líderes europeos están haciendo todo lo posible por mantener a Estados Unidos en la mesa, tanto en lo que respecta a asuntos militares de importancia conjunta como en lo relativo a Ucrania.
Emmanuel Macron, el presidente de Francia, visitó Washington el lunes y ha dicho que instará a Trump a no “ser débil” frente a Putin. Macron ha planteado la idea de enviar soldados europeos sobre el terreno a Ucrania tras un acuerdo para poner fin a los combates, una idea que inicialmente fue rechazada por muchos miembros de la OTAN y que desde entonces ha ido ganando adeptos.
El primer ministro británico, Keir Starmer, quien también visitará la Casa Blanca en días posteriores de la semana, ha dicho que estaría dispuesto a enviar soldados a una iniciativa de mantenimiento de la paz, pero que eso solo funcionaría si Estados Unidos actúa como “apoyo”.
Trump ha dicho que no habrá soldados estadounidenses sobre el terreno en Ucrania.
Putin, por su parte, ha dejado claro que no aceptará la presencia de soldados europeos sobre el terreno en Ucrania en ningún acuerdo.
Las recientes conversaciones del gobierno de Trump con funcionarios rusos sobre el fin de la guerra han suscitado la preocupación de que Ucrania quede al margen de las negociaciones para cualquier acuerdo.
El lunes en Kiev, los líderes europeos visitantes —incluidas dos decenas que se unieron a la reunión virtualmente por internet— se hicieron eco de los puntos de discusión repetidos por Zelenski: no habrá paz sin Ucrania; ninguna paz sin una sólida garantía de seguridad para Ucrania.
Se refirieron a Zelenski como “Volodímir” y lo elogiaron por su valentía, y muchos pronunciaron “Slava Ukraini”, o “gloria a Ucrania”, el grito de guerra de las fuerzas armadas ucranianas. El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, calificó a Zelenski de “líder democrático debidamente electo”, una respuesta mordaz a los recientes insultos de Trump.
Y António Costa, presidente del Consejo Europeo, dijo que solo Ucrania puede decidir cuándo se dan las condiciones adecuadas para iniciar las negociaciones.
Mientras algunos líderes ofrecían vagas garantías de seguridad para evitar futuras agresiones o promesas genéricas sobre más ayuda, la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, fue más concreta: dijo que la adhesión de Ucrania a la OTAN era la manera más sólida, fácil y barata de avanzar.
Zelenski ha abogado repetidamente por la integración en la OTAN como la única garantía de seguridad que necesita su país, pero Estados Unidos y Alemania han dicho que eso solo puede ocurrir cuando termine la guerra.
El primer ministro albanés, Edi Rama, dijo el lunes en un video que consideraba que la reunión de Kiev debía reconocer el hecho de que el orden mundial había cambiado.
“Creo que ha ocurrido algo importante, como todos saben”, dijo, en referencia a las recientes declaraciones de Washington.
Los funcionarios de Bruselas también expresaron confusión y preocupación por la relación transatlántica.
Un periodista preguntó a Kallas —el principal diplomático de la UE, que viajará a Washington para reunirse con funcionarios gubernamentales esta semana— si Trump estaba operando en una burbuja de desinformación rusa, como ha sugerido Zelenski.
“Está claro que la narrativa rusa está muy fuertemente representada”, respondió.