Mientras Estados Unidos se enfrenta a la agitación desatada por el gobierno de Donald Trump, muchos chinos se están dando cuenta de que pueden identificarse con lo que están viviendo muchos estadounidenses.
Dicen que se siente algo parecido a la Revolución Cultural, el periodo conocido como “la década de la agitación”. A algunos chinos, los jóvenes ayudantes que Elon Musk ha enviado para desmantelar el gobierno estadounidense les recuerdan a los guardias rojos que Mao Zedong reclutó para destruir la burocracia en el momento álgido de la Revolución Cultural. Al oír las reflexiones del presidente Trump sobre la posibilidad de un tercer mandato, bromearon con que el líder chino, Xi Jinping, debía estar diciendo “yo sé cómo hacerlo”: se aseguró uno en 2022 al urdir un cambio constitucional.
Estados Unidos ayudó a China a modernizarse y a expandir su economía con la esperanza de que China se pareciera más a Estados Unidos: más democrática y más abierta. Ahora, para algunos chinos, Estados Unidos se parece cada vez más a China.
“Viniendo de un Estado autoritario, sabemos que la dictadura no es solo un sistema: es, en el fondo, la búsqueda del poder”, escribió Wang Jian, periodista, en una publicación en X que criticaba a Trump. “También sabemos que la Revolución Cultural consistió en desmantelar instituciones para ampliar el control”.
Para estos chinos, que luchan por los valores democráticos pero se enfrentan a un Estado autoritario, su modelo a seguir se está destruyendo a sí mismo. Expresan su alarma en entrevistas, artículos y comentarios en las redes sociales que van desde la decepción y la ira hasta la socarronería.
“Faro de la democracia, 1776-2025”, escribió un comentarista en una publicación de la cuenta oficial de Weibo de la embajada estadounidense en China.
Son testigos de cosas que pensaban que solo podían ocurrir en China: anuncios oficiales aduladores, intimidación de los medios de comunicación y empresarios importantes que compiten por el favor de los dirigentes, por no hablar de un presidente que se llama a sí mismorey.
“Me abruma una sensación de familiaridad: se parece tanto a China”, me dijo Zhang Wenmin, una periodista de investigación conocida por su seudónimo, Jiang Xue. Zhang se vio obligada a abandonar China a causa de su trabajo y se trasladó a Estados Unidos en 2023. “Acabo de salir de la sartén para meterme en el fuego”, dijo.
Por supuesto, los dos países son fundamentalmente diferentes.
China es un Estado de partido único que carece de tres pilares del sistema estadounidense: libertad, democracia y Estado de derecho. Millones de chinos murieron durante la Revolución Cultural y decenas de millones fueron perseguidos. Lo que está ocurriendo en Estados Unidos dista mucho de eso. “No es exactamente paralelo”, me dijo Ian Johnson, periodista estadounidense que lleva décadas escribiendo sobre China. “Pero los paralelismos históricos nunca son exactos porque la historia en realidad no se repite”. El sistema estadounidense se está desgarrando a sí mismo sin ninguna presión exterior, dijo, y esto es similar a lo que hizo el Partido Comunista en el punto álgido de la Revolución Cultural de 1966.
Tras la Revolución Cultural, que destruyó casi todas las instituciones de China, el país intentó construir algo parecido a esos cimientos estadounidenses. A pesar de las restricciones oficiales, abogados, periodistas y empresarios construyeron una incipiente sociedad civil que intentaba exigir responsabilidades al gobierno.
Estos son los chinos que más sufrieron cuando Xi sofocó los esfuerzos por hacer de China una sociedad más abierta y democrática, y también son los más decepcionados por lo que está ocurriendo en Estados Unidos.
Les han sorprendido los bruscos cambios en la política estadounidense bajo la presidencia de Trump. Lo más sorprendente es el lenguaje que las agencias gubernamentales han utilizado en las publicaciones de las redes sociales. El tono, dice la gente, suena a propaganda del Partido Comunista Chino.
“Ni siquiera los mensajes de la embajada del PCCh, con toda su propaganda, se pasan todos los días alabando obsesivamente a Xi Jinping”, escribió en X Deng Haiyan, expolicía convertido en crítico del gobierno chino.
“Cualquiera diría que el Diario del Pueblo se ha trasladado al Consulado de Estados Unidos”, escribió, refiriéndose al periódico oficial del Partido Comunista Chino.
La cuenta oficial de Weibo de la embajada estadounidense en China, que tiene 3,5 millones de seguidores, solía ser una plataforma del gobierno estadounidense para difundir los valores estadounidenses e información fiable. Los chinos que comparten esos valores a veces utilizaban las secciones de comentarios de la cuenta para desahogarse sobre su propio gobierno.
R. Nicholas Burns, quien fue embajador de Estados Unidos en China hasta enero, habló de la importancia de utilizar las redes sociales para interactuar con el público chino. “Una de las principales preocupaciones de nuestra misión”, dijo en un discurso en 2023, “es intentar decir la verdad sobre la sociedad estadounidense, la historia estadounidense y las relaciones entre Estados Unidos y China al pueblo chino”.
Ese decir la verdad, añadió, pretendía contrarrestar una versión distorsionada de Estados Unidos por parte de los medios de comunicación oficiales chinos. La cuenta de Weibo pretendía ser un boletín de anuncios en chino sobre los valores estadounidenses.
En el último mes, muchas de las publicaciones de la embajada en Weibo, que se solapan con algunas de las de su cuenta en X, se vieron inundadas de comentarios airados de usuarios chinos que expresaban su decepción.
“¡Qué vergüenza!”, comentaron muchos usuarios de Weibo con direcciones IP en China en publicaciones sobre la política estadounidense hacia Ucrania.
En un comentario sobre las declaraciones de Trump sobre los derechos humanos, un usuario escribió: “¿Y te crees digno de hablar de derechos humanos? Has traicionado a Ucrania”.
Los cambios tanto de contenido como de estilo en la cuenta de Weibo llevaron a un comentarista a burlarse del editor de redes sociales de la cuenta: “Parpadea dos veces si te han secuestrado”. La oficina de prensa de la embajada declinó hacer comentarios.
Para muchos chinos, el caos de Washington se debe a un impulso ya conocido.
“La única manera de desmantelar el ‘Estado profundo’ estadounidense es mediante una ‘Revolución Cultural’”, escribió Zhang Qianfan, profesor de derecho de la Universidad de Pekín, en un artículo ampliamente difundido sobre la erosión de la democracia estadounidense. “La Revolución Cultural no aporta ni honradez ni eficacia, solo la demolición del Estado de derecho, esencial para la supervivencia de todos”.
Las características de los líderes autoritarios, como rodearse de leales e intentar controlar los medios de comunicación, no son exclusivas de China.
Durante la Revolución Cultural, Mao ascendió a un campesino semialfabetizado al cargo de viceprimer ministro y a un insurgente de bajo nivel de una fábrica textil a ser su segundo a la edad de 38 años.
Para su tercer mandato, Xi se ha rodeado de leales, muchos de los cuales no estudiaron en universidades chinas de élite. Tampoco tienen una larga experiencia de trabajo en el gobierno central, a diferencia de los miembros de los dos gobiernos chinos anteriores.
La semana pasada, cuando la embajada estadounidense en China publicó en su cuenta de Weibo que la Casa Blanca elegiría a los medios de comunicación autorizados a participar en el grupo de prensa presidencial, un usuario de la ciudad suroccidental de Chongqing comentó: “Permitir selectivamente que determinados medios de comunicación realicen entrevistas: una táctica tan familiar”.
Para los chinos, uno de los aspectos más sorprendentes es lo rápido que Trump parece estar construyendo un culto a la personalidad.
Después de que mostrara sombreros que decían “Trump tenía razón en todo”, un usuario de X escribió en chino: “¡Ha nacido el Mao Zedong de América! Larga vida al gran líder presidente Trump: ¡larga vida, larga vida, larga vida!”.
Li Weiao, periodista residente en Pekín, publicó en Weibo un video en el que se ve a Trump disfrutando de una gran ovación en la primera reunión de su gabinete en su segundo mandato. “Creo que realmente subestimé el lado oscuro de la naturaleza humana”, escribió en Weibo.
“El ritmo de estos aplausos me resulta muy familiar”, comentó un abogado en la publicación de Li. Otro comentarista escribió: “Igual que Corea del Norte y su amigo”, refiriéndose a China.
En un comentario sobre un episodio de mi pódcast en chino, un espectador de YouTube escribió una parodia de un anuncio de la Casa Blanca al estilo de la propaganda del Partido Comunista.
“Todo el Partido Republicano y todo Estados Unidos deben unirse aún más en torno al Comité Central de la Casa Blanca con el presidente Trump en su núcleo, manteniendo en alto la gran bandera del capitalismo al estilo estadounidense”, escribió el usuario. “¡Debemos aplicar plenamente el Pensamiento del Capitalismo Estadounidense de la Nueva Era de Trump, mantenernos unidos en nuestro propósito, defender la tradición a la vez que innovamos, avanzar con determinación y luchar incansablemente para lograr el gran objetivo MAGA!”.
Li Yuan escribe la columna El nuevo Nuevo Mundo, la cual se enfoca en la creciente influencia de China en el mundo examinando sus empresas, su política y su sociedad. Más de Li Yuan