20:50 GMT - Monday, 03 March, 2025

Pete Hegseth ordena al Pentágono detener las ciberoperaciones contra Rusia

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El secretario de Defensa, Pete Hegseth, ha ordenado al Comando Cibernético de Estados Unidos que detenga las operaciones ofensivas contra Rusia, según un funcionario actual y dos exfuncionarios informados de las instrucciones secretas. Al parecer, la medida forma parte de un esfuerzo más amplio por atraer al presidente ruso Vladimir Putin a las conversaciones sobre Ucrania y a una nueva relación con Estados Unidos.

Las instrucciones de Hegseth, que forman parte de una reevaluación más grande de todas las operaciones contra Rusia, no se han explicado públicamente. Pero se emitieron antes de la confrontación pública del presidente Donald Trump en el Despacho Oval con el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, el viernes.

El alcance y la duración precisos de la orden del Departamento de Defensa no están claros, ya que la línea que separa las operaciones cibernéticas ofensivas de las defensivas suele ser borrosa.

Aun así, conservar el acceso a las principales redes rusas con fines de espionaje es fundamental para comprender las intenciones de Putin al entablar negociaciones, y para seguir las discusiones dentro de Rusia sobre en qué condiciones insistir y a qué se podría renunciar.

Exfuncionarios dijeron que era habitual que los dirigentes civiles ordenaran pausas en las operaciones militares durante negociaciones diplomáticas delicadas, para evitar que estas descarrilen. Aun así, para el presidente Trump y Hegseth, la retirada de las ciberoperaciones ofensivas contra objetivos rusos representa una gran apuesta.

En esencia, cuenta con que Putin corresponda cejando en lo que muchos llaman la “guerra en la sombra” en curso contra Estados Unidos y sus aliados tradicionales en Europa. Las principales potencias europeas siguen afirmando que su apoyo a Ucrania no ha disminuido, a pesar de que Trump, quien ha tratado de presentarse como árbitro neutral en su intento de poner fin a la guerra en Ucrania, se ha alineado en ocasiones abiertamente con Putin.

Funcionarios estadounidenses han dicho que Rusia ha seguido intentando penetrar en las redes estadounidenses, incluso en las primeras semanas del gobierno de Trump. Pero eso es solo parte de una campaña rusa más amplia.

En el último año se han intensificado los ataques de ransomware, o secuestro de datos, contra hospitales, infraestructuras y ciudades estadounidenses, muchos de ellos procedentes de Rusia, en lo que los servicios de inteligencia han dicho que son en gran medida actos delictivos que han sido sancionados, o ignorados, por las agencias de inteligencia rusas.

Las acciones de sabotaje en Europa —incluidos presuntos intentos rusos de cortar cables de comunicaciones, explosiones misteriosas y planes de asesinato dirigidos por Rusia, incluso contra el director ejecutivo del mayor fabricante de armas de Alemania— se han acelerado en el último año. Hasta ahora, Estados Unidos ha sido fundamental para ayudar a las naciones europeas a contraatacar, a menudo en operaciones cibernéticas encubiertas, pero esa cooperación podría estar ahora en peligro.

Muchas de esas operaciones están dirigidas por el Cuartel General de Comunicaciones del Gobierno británico (GCHQ, por su sigla en inglés) —la célebre agencia de inteligencia que descifró los códigos Enigma en la Segunda Guerra Mundial— y, en cierta medida, por Canadá. Es posible que continúen esa labor, mientras Estados Unidos se centra en China, su adversario más sofisticado en el ciberespacio.

Rusia también llevó a cabo una agresiva campaña de influencia durante la última campaña presidencial, según informes de las agencias de inteligencia estadounidenses durante el gobierno de Joe Biden. En los últimos ciclos electorales, el Comando Cibernético estadounidense ha llevado a cabo operaciones secretas para obstaculizar o reducir esos esfuerzos de influencia.

Pero el gobierno de Trump ya ha empezado a desmantelar los esfuerzos del FBI y otras agencias para alertar sobre la propaganda rusa, y la orden del Pentágono detendría, al menos por ahora, cualquier otro esfuerzo del Comando Cibernético para interrumpir futuras campañas de influencia rusas.

El secretario de Estado, Marco Rubio, describió el domingo la urgencia de llevar a Rusia a la mesa de negociaciones sobre Ucrania, aun reconociendo que no estaba claro si Putin estaba dispuesto a llegar a un acuerdo.

“No vas a sentarlos a la mesa si los insultas, si eres antagonista”, dijo Rubio en el programa This Week de la cadena ABC. “Ese es solo el instinto del presidente tras años y años y años de llegar a acuerdos como alguien que se dedica a los negocios”.

No se preguntó a Rubio por la decisión de detener las operaciones cibernéticas ofensivas, pero se puso a la defensiva cuando se le presionó sobre por qué Estados Unidos estaba aflojando la presión sobre Moscú, hasta el punto de eliminar palabras de una resolución de Naciones Unidas que describía a Rusia como el agresor en la guerra de Ucrania. Casi todos los aliados tradicionales de Estados Unidos votaron en contra de la resolución, dejando al gobierno de Trump del lado de Rusia, Corea del Norte, Irán y Bielorrusia, y de un puñado de otros estados autoritarios.

“Si fuera un demócrata el que estuviera haciendo esto, todo el mundo estaría diciendo, bueno, va camino del Premio Nobel de la Paz”, dijo Rubio. “Esto es absurdo. Estamos intentando poner fin a una guerra. No se puede poner fin a una guerra a menos que ambas partes se sienten a la mesa, empezando por los rusos, y eso es lo que ha dicho el presidente. Y tenemos que hacer todo lo que podamos para intentar sentarlos a la mesa y ver si es posible”.

La orden de Hegseth fue comunicada por primera vez por The Record, una publicación sobre ciberseguridad de Recorded Future, que realiza un seguimiento de las operaciones cibernéticas. El Pentágono y el Comando Cibernético de Estados Unidos declinaron hacer comentarios al respecto, pero una alta funcionaria de Defensa, que declinó permitir el uso de su nombre, dijo que Hegseth no tenía “mayor prioridad” que la seguridad de los militares, incluso en las ciberoperaciones.

Tras la publicación de este artículo, el senador Chuck Schumer, demócrata por Nueva York y líder de la minoría, dijo en una declaración que Trump parecía estar dando a Putin “carta blanca mientras Rusia sigue lanzando ciberoperaciones y ataques de ransomware contra infraestructuras estadounidenses cruciales”. Calificó la medida de la administración de “error estratégico crítico”.

Cuando el gobierno de Trump se preparaba para tomar posesión de su cargo, los funcionarios salientes del gobierno de Biden instaron a los nombrados por Trump a mantener la presión sobre Rusia, entre otras cosas, continuando el armamento de Ucrania y haciendo frente a la GRU y la SVR, dos agencias de inteligencia rusas que han estado detrás de algunos de los ciberataques y operaciones de espionaje rusos más agresivos.

Informaron específicamente a los funcionarios de Trump sobre los presuntos esfuerzos rusos para cortar los cables de comunicaciones submarinos, y sobre el esfuerzo estadounidense del año pasado para hacer llegar a Putin un mensaje sobre las consecuencias si un intento de colocar explosivos en aviones de carga desembocaba en una catástrofe aérea. Las agencias de inteligencia estadounidenses llegaron a la conclusión de que el principal objetivo de Rusia era enviar esos paquetes a Estados Unidos.

Durante el primer mandato de Trump, las operaciones cibernéticas estadounidenses contra Rusia se intensificaron. La Agencia de Seguridad Nacional creó un “Pequeño Grupo de Rusia” tras la injerencia rusa en las elecciones de 2017.

Trump otorgó al Comando Cibernético nuevas facultades en su primer mandato para llevar a cabo ciberoperaciones ofensivas sin aprobación presidencial directa en un documento clasificado conocido como Memorando Presidencial de Seguridad Nacional 13.

Una de esas operaciones fue un esfuerzo intensificado para sondear la red eléctrica rusa, un esfuerzo revelado por primera vez por The New York Times y que probablemente pretendía ser una advertencia a Rusia para que no interfiriera en las infraestructuras estadounidenses cruciales. Trump denunció ese reportaje como “prácticamente un acto de traición”, pero sus antiguos ayudantes dijeron más tarde que le preocupaba que la revelación afectara a su relación con Putin.

Julian E. Barnes cubre las agencias de inteligencia estadounidenses y asuntos de seguridad internacional para el Times. Ha escrito sobre temas de seguridad durante más de dos décadas. Más de Julian E. Barnes

David E. Sanger cubre el gobierno de Trump y la seguridad nacional. Ha sido periodista del Times durante más de cuatro décadas y ha escrito varios libros sobre los desafíos a la seguridad nacional estadounidense. Más de David E. Sanger

Helene Cooper es corresponsal del Pentágono. Anteriormente fue editora, corresponsal diplomática y corresponsal de la Casa Blanca. Más de Helene Cooper

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