Sigue las actualizaciones en vivo sobre el gobierno de Donald Trump.
El presidente Donald Trump y el presidente de Francia Emmanuel Macron dieron muestras de amistad el lunes en su primera reunión desde la toma de posesión del mes pasado, pero a pesar de todos los abrazos y apretones de manos efusivos, no pudieron disimular la creciente división entre Estados Unidos y Europa a causa de la guerra de Ucrania.
Reunidos en el tercer aniversario de la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia, los dos líderes parecían decididos a evitar una ruptura clara mientras intercambiaban cumplidos durante una reunión cordial en la Casa Blanca. Pero discreparon significativamente sobre las causas de la guerra, el papel de cada parte en el conflicto y su posible resolución.
La sesión se produjo al tiempo que Estados Unidos y Francia mantienen una fuerte división en las Naciones Unidas sobre una resolución que condene la agresión rusa. Mientras Europa y la mayor parte del mundo se pusieron del lado de Ucrania, el gobierno de Trump disintió junto con Rusia, Corea del Norte y Bielorrusia, situando a Estados Unidos en un campo en el que rara vez o nunca ha estado a lo largo de la historia de las Naciones Unidas.
La creciente división quedó patente en las capitales de ambos lados del Atlántico. Mientras la Torre Eiffel en París, la Puerta de Brandemburgo en Berlín y los edificios de la Unión Europea en Bruselas se iluminaban con los colores azul y amarillo de la bandera ucraniana en señal de solidaridad, la Casa Blanca no hizo ningún esfuerzo por demostrar su apoyo. Muchos líderes mundiales se desplazaron a Kiev para apoyar a los dirigentes ucranianos, entre tanto Trump se enfocó en llegar a un acuerdo para reclamar los recursos naturales del país como recompensa por la ayuda militar.
“Creo que se ha avanzado mucho”, dijo Trump sobre sus esfuerzos por negociar la paz con el presidente ruso Vladimir Putin. “Hemos mantenido muy buenas conversaciones con Rusia. Hemos mantenido muy buenas conversaciones con otros, y estamos intentando poner fin a la guerra con Rusia y Ucrania”.
Trump también dijo que podría ir a Moscú si se alcanzaba un acuerdo de paz, lo que predijo que podría ocurrir en cuestión de semanas. Eso lo convertiría en el primer presidente estadounidense que visita Rusia en más de una década y se consideraría una gran ayuda para Putin, quien se enfrenta a una orden de detención internacional por crímenes de guerra.
Pero, aunque Macron llamó al presidente “querido Donald” y utilizó repetidamente palabras como “amistad” y “agenda compartida”, con suavidad y cortesía utilizó un tono distinto al de Trump cuando habló de la guerra.
“Esta paz no debe significar una rendición de Ucrania”, dijo el presidente francés durante una conferencia de prensa conjunta en la Sala Este de la Casa Blanca. “No debe significar un alto al fuego sin garantías. Esta paz debe permitir la soberanía ucraniana”.
Trump no mencionó las garantías ni la soberanía ucraniana, se negó a llamar dictador a Putin y afirmó falsamente que Estados Unidos había gastado en la guerra el triple que Europa. Macron, cuidadoso de no provocar a Trump, dejó claro que Rusia era la culpable de la guerra, no Ucrania, y corrigió las afirmaciones del presidente sobre la ayuda europea.
Cuando habló con los periodistas en el Despacho Oval antes de su conferencia de prensa conjunta, Trump, que la semana pasada dijo que Ucrania había “iniciado” la guerra y calificó al presidente elegido por el pueblo ucraniano, Volodímir Zelenski, de “dictador sin elecciones”, se negó a utilizar el término para referirse a Putin, quien ha gobernado como un autócrata durante un cuarto de siglo. “No utilizo esas palabras a la ligera”, dijo Trump.
Macron, por el contrario, dio voz a la opinión consensuada en Europa y, hasta ahora, en Estados Unidos de que Moscú es culpable de la guerra. “Es responsabilidad de Rusia, porque el agresor es Rusia”, dijo el presidente francés.
En un momento dado, Trump repitió la falsa afirmación de que Estados Unidos había gastado 350.000 millones de dólares para ayudar a Ucrania y “no había obtenido nada de ello”, mientras que Europa solo había gastado 100.000 millones. De hecho, según el Instituto Kiel para la Economía Mundial, Europa ha destinado 138.000 millones de dólares al esfuerzo bélico, frente a los 119.000 millones aportados por Estados Unidos.
Trump también caracterizó erróneamente la naturaleza de la ayuda europea. “Europa está prestando dinero a Ucrania”, dijo. “Les devuelven el dinero”.
Macron, quien al principio de la reunión había hablado en francés a través de un intérprete, intervino rápidamente en inglés y puso la mano en el brazo de Trump para corregirle.
“No, de hecho, para ser franco, nosotros pagamos”, dijo Macron. Como en el caso de Estados Unidos, dijo, ha habido una mezcla de subvenciones, préstamos y garantías de préstamos. “Proporcionamos dinero real, para ser claros”, dijo.
Trump, sonriente, puso cara de escepticismo y agitó la mano como diciendo que no lo creía.
Trump, quien no consiguió negociar el fin de la guerra en 24 horas ni antes de su investidura, como había prometido en campaña, dijo que las conversaciones que había iniciado con Putin podrían poner fin a la guerra “en cuestión de semanas, si somos inteligentes”. Y añadió: “Si no somos inteligentes, continuará y perderemos a gente joven y hermosa”.
El presidente hizo hincapié en su exigencia de que Ucrania ceda cientos de miles de millones de dólares en derechos mineros para devolver la ayuda militar estadounidense, a lo que Zelenski se ha resistido. Sin embargo, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, dijo que los negociadores estadounidenses y ucranianos estaban “muy cerca” de un acuerdo, en la “última yarda”, y Trump dijo que Zelenski podría acudir a Washington para firmarlo esta misma semana o la siguiente.
El regreso de Trump al poder está conmocionando las relaciones con los aliados europeos, ya que amenaza con imponer aranceles a sus bienes de consumo, exige que aumenten el gasto militar incluso por encima de un objetivo anterior y rompe con ellos en relación con Ucrania. Las relaciones se encendieron tras un discurso en Múnich del vicepresidente JD Vance, quien sugirió que la mayor amenaza para la seguridad de las naciones europeas no era Rusia o China, sino sus propias políticas en materia de política y cultura.
Macron ha organizado dos reuniones de líderes europeos para formular un plan para hacer frente a unos Estados Unidos que parecen estar cambiando a Rusia su apoyo a sus aliados tradicionales. Pero luego se apresuró a ir a Washington para una reunión organizada a toda prisa con Trump, con el fin de fortalecer al presidente en las negociaciones sobre el destino de Ucrania.
Su visita forma parte de un bombardeo de viajes europeos a Washington estos días para influir en el nuevo gobierno. El presidente de Polonia, Andrzej Duda, asistió el fin de semana a la Conferencia de Acción Política Conservadora en las afueras de Washington para reunirse con Trump, quien le hizo esperar más de una hora. Y el primer ministro británico, Keir Starmer, tiene previsto visitar la Casa Blanca el jueves.
Trump y Macron tienen una larga y complicada historia. El lunes, cuando el presidente saludó a Macron a la entrada del ala oeste, los dos se enzarzaron en un vigoroso apretón de manos en el que ambos parecían, de forma desenfadada pero marcada, tratar de afirmar un dominio masculino, lo que recordó a encuentros similares durante el primer mandato de Trump. Durante su sesión posterior en el Despacho Oval, esbozaron sonrisas, se elogiaron mutuamente y volvieron a estrecharse la mano en tono jocoso. Al final de la rueda de prensa posterior, Macron se aseguró de abrazar a Trump.
Macron, quien la semana pasada advirtió que “no se puede ser débil ante el presidente Putin”, dijo que había cortado sus propios contactos con el presidente ruso tras la matanza de civiles ucranianos en Bucha en 2022. Pero rápidamente añadió que aprobaba el nuevo esfuerzo de Trump porque su elección presentaba “un nuevo contexto”.
Al mismo tiempo, hizo hincapié en que cualquier acuerdo con Rusia debe “comprobarse y verificarse” e hizo referencia repetidamente a dos alto al fuego, denominados acuerdos de Minsk, que se firmaron y luego se rompieron tras la invasión original de Ucrania por parte de Rusia en 2014. Trump, en respuesta, dijo que a Rusia le interesaba “llegar a un acuerdo”, pero no mencionó a qué debía renunciar Moscú ni qué garantías de seguridad debían negociarse.
“Realmente creo que quiere llegar a un acuerdo”, dijo Trump refiriéndose a Putin. “Puede que me equivoque, pero creo que quiere llegar a un acuerdo”.
Añadió que había hablado con Putin sobre la posibilidad de desplegar fuerzas de paz europeas en Ucrania para supervisar cualquier alto al fuego y que el presidente ruso estaría de acuerdo.
Macron, uno de los principales promotores de la idea de una fuerza europea que mantenga la paz, dijo estar de acuerdo con Trump en que Europa debe asumir más responsabilidades. En cuanto a Estados Unidos, añadió que los “estadounidenses estarán allí en solidaridad”.
Que Putin acepte realmente la presencia de soldados extranjeros en territorio ucraniano podría ser un factor importante en cualquier negociación. En una entrevista publicada el lunes, Putin destacó los beneficios económicos de un acercamiento a Estados Unidos, aprovechando el interés de Trump por el aspecto financiero de la diplomacia internacional.
En cuanto a Trump, el líder ruso lo elogió, calificándolo de alguien que “no se limita a decir lo que piensa, sino que dice lo que quiere”.
Peter Baker es el corresponsal principal de la Casa Blanca para el Times. Cubre su sexta presidencia y a veces escribe artículos analíticos que sitúan a los presidentes y sus gobiernos en un contexto y marco histórico más grande. Más de Peter Baker